Sucede que me canso de ser hombre
Sucede que me canso de mi piel y de mi cara
Sucede que se me ha alegrado el día
al ver al sol, secándose en la ventana, tus bragas.
He escuchado estas frases desde hace años, y nunca había reparado en su certeza para describir la gran dualidad:
A un lado lo profundo,la filosofía, las preguntas y las dudas,
la insatisfacción inherente al ser humano,
Al otro su incansable sed de salvación -¿y al mismo tiempo su condena?-:
lo superficial.
Lo profundo, llegar a lo esencial, a lo importante hasta el extremo, a lo definitivo. Llegar hasta a cansarse de ser uno mismo.
Lo superficial, los simple, alegrarse por ver unas bragas en la ventana.
Si te quedas encallado en lo profundo te ahogarás de sobriedad, vivirás una angustia innecesaria.
Si escapas siempre hacia lo superfluo, entras en un bucle de escapatoria que en el que huyes al mismo tiempo de lo profundo y de vivir en profundidad – huyes de tí mismo, al fin y al cabo.
Supongo que en cada momento de la historia, cada persona o sus circunstancias y la sociedad como bloque, te invitan a decantarte por un lado del verso. Creo que ahora, a mi y a la gente con la que convivo y con la que formo la sociedad en la que estamos, se nos induce, o nos inducimos, a decantarnos por el lado superfluo. Las bragas en el verso simbolizan todas aquellas cosas banales que nos alivian del estrés, de la angustia o de la ansiedad del momento, rebajando la profundidad de la escena y proporcionándonos una vía de escape en nuestro dia. Cada uno tiene sus “bragas”: algunas series, los memes de twitter, los cotilleos del trabajo, los chistes por whatsapp, a veces alguna música, siempre (me arriesgo) entrar en redes sociales… Y creo que viviendo en un entramado superfluo, que tanto nos invita a huir hacia la superficie y quedarnos allí en un bucle eterno que nunca retorne a las profundidades, mantener de vez en cuando una conversación conmigo mismo, como ésta, y lanzarla al mundo por las redes, como este blog, quizá sea una buena manera de devolver al verso un equilibrio del que carece.
Porque huir siempre, siempre es mala idea. Porque no siempre hay un peligro del que huir, y no siempre lo profundo es angustiante ni pesado. Porque a veces lo angustiante es mantenerte siempre en el lado superfluo de la vida, a la intemperie: sin hogar ni cobertura ni firmeza.
A veces lo profundo asusta. Ya lo dijo Neruda en su poema, el que da origen al verso de la canción con el que empieza este texto, en el cual unos versos rezan:
"No quiero seguir siendo raíz en las tinieblas,
vacilante, extendido, tiritando de sueño,
hacia abajo, en las tapias mojadas de la tierra,
absorbiendo y pensando, comiendo cada día.
No quiero para mí tantas desgracias.
No quiero continuar de raíz y de tumba,
de subterráneo solo, de bodega con muertos
ateridos, muriéndome de pena. "
Claro que no, Neruda. Si vivieras en mi presente y yo en el tuyo, te diría, sin ánimo de ofenderte, que viéndolo así yo también me canso de ser hombre. Pero no por huir de la tormenta deja de llover. No huyas, Neruda. Escapa de tus males para afrontar tus problemas, tus dudas, tus asuntos profundos, con la fuerza renovada del descanso y con la profundidad necesaria para llegar a la raíz.
Porque cuanto más profundo llegas al vivir, más profundas llegan tus raíces, y más alto puedes llegar al cielo sin que el peso te venza y caigas derrotado por el desequilibrio de tu impulso hacia la vida. No desistas, Neruda, vive. Hacia lo profundo y hacia el cielo, pero al mismo tiempo y sin huir de lo uno ni de lo otro. Vivir enteramente es estirarse hacia arriba y hacia abajo de manera simultanea. Vive enteramente, Neruda. Vive enteramente.